La pequeñez del YO aparente
Y si esto que ves, el mundo que te rodea, es un sueño? En tal caso también tu, como otro elemento del conjunto mundo, serás un ser soñado. Lo maravilloso de esta hipótesis es que toda la realidad soñada emana o bulle en la mente del Único Ser.
En el juego del auto-olvido se pueden vivir experiencias que serían imposibles de experimentar desde la conciencia absoluta. Cualquier escenario es producto de la sensación. Por eso cabe la analogía de la realidad con el espacio onírico del durmiente. Pero un ser consciente de estar soñando puede no saber cómo es él mismo fuera del sueño, en tanto soñador del mundo. Puede creer ser ese personaje que desempeña en el sueño, personaje con el cual se identifica.
"...que toda la vida es sueño y los sueños sueños son"
Calderón de la Barca
Esa identificación con el individuo es, hasta cierto punto, creativa. Produce un paisaje físico y social, un espacio-tiempo en el cual se desarrollan los eventos. Eso porque el aparato lector y sus límites condicionan la lectura. Los cinco sentidos y la memoria, los aparatos comparativos, la cultura y demás nos ofrecen un mapa de lo que hay que al final es lo que alcanzo a ver.
El universo aparecido es, ante todo, una interpretación de lo que es la vida desde este ojo o desde aquella mirada. La miopía que el Ser capitaliza para jugar a existir, esencia del ser auto-olvidado, es la que plasma el mundo aparecido.
La evolución del pensamiento muestra una clara fuga de la identificación del filósofo para con el personaje, un descentramiento racional la Tierra dejó de ser el centro del universo y el hombre no parece tener hoy un rol privilegiado en los quehaceres del cosmos
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